Argentina pasó a liderar las eliminatorias sudamericanas al Mundial de Brasil-2014 al aplastar la noche del sábado a Ecuador por 4 a 0 con una sinfonía de goles orquestada por Lionel Messi como bastonero de los inspirados artilleros Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero y Angel Di María.
La escuadra ecuatoriana intentó levantar una trinchera defensiva pero fue arrollada en el estadio Monumental donde casi 50.000 almas ovacionaron la mágica velocidad y precisión de Messi.
Argentina suma 10 puntos en la serie y quedará libre en la próxima fecha y Ecuador quedó quinto con seis puntos y recibirá el domingo de la semana próxima a Colombia en Quito.
Anotaron los goles Agüero (20), Higuaín (29), Messi (31) y Di María (73).
"Hicimos un partido como para enamorar a la gente, tuvimos paciencia cuando no podíamos entrar y después contundencia", declaró el delantero del español Real Madrid 'Pipita' Higuaín.
El DT ecuatoriano, Reinaldo Rueda, dijo en rueda de prensa que "el factor de desequilibrio en favor de Argentina radicó en que no pudimos controlar el balón y cortar los circuitos de Messi. Ese fue nuestro pecado".
Martilló Argentina sin pausa, sin darle tregua a Ecuador desde el primer minuto, pero sin orden, sin claridad y sin encontrar la manera de que se encendiesen las luces de Messi.
Un batallón de camisetas amarillas le cerraba el paso a los argentinos con cinco volantes de marca dispuestos por Rueda y la solitaria presencia ofensiva impotente y aislada de Christian Benítez.
Antonio Valencia, Pedro Quiñonez y Christian Noboa formaban una muralla infranqueable para un equipo albiceleste que no sabía aprovechar el factor sorpresa, que no tenía inspirado a Di María y no encontraba los espacios para capitalizar la potencia de Gonzalo Higuaín.
Gabriel Achillier y Walter Ayoví clausuraban los laterales y le ponían candado a los desplazamientos de Agüero e Higuaín.
Pero Ecuador se encerró demasiado, renunció al ataque y tomó un riesgo que le costó el derrumbe al perder el control del balón en el medio juego.
El muro ecuatoriano se desplomó como un castillo de naipes cuando por fin encontraron espacios para triangular Messi y Di María que le puso el pase magistral de emboquillada a Agüero quien no suele perdonar dentro del área.
Con un derechazo rasante colocado al segundo palo batió a Alexander Domínguez y el esquema ecuatoriano se desmoronó.
Minutos después volvió a surgir la galera del mago Messi para darle un pase-gol a Higuaín quien tampoco tuvo piedad con Domínguez y lo aniquiló con otro remate cruzado.
Y la noche cayó implacable sobre Ecuador cuando Messi sacó de nuevo un conejo de la galera, arrancó con su velocidad sobrenatural y arrasó a cuanta camiseta amarilla se le cruzara para jugar una pared de alta estirpe con Higuaín.
'Pipita' del Real Madrid le devolvió el balón sin hesitar y Messi clavó la pelota en un ángulo alto para desatar una fiesta en las tribunas.
La fiesta alrededor del ídolo del FC Barcelona puso justicia a tanta espera, tanta impaciencia, tanta decepción con el mejor jugador del mundo que volvió a tener el premio de una ovación de miles de hinchas agradecidos y eufóricos.
Quedaban atrás entonces las graves falencias defensivas evidenciadas por la dupla derecha de la defensa argentina formada por Pablo Zabaleta y Federico Fernández apenas compensada por el funcionamiento más aceitado de la pareja izquierda Ezequiel Garay y Clemente Rodríguez.
El temperamento y el espíritu de lucha de Fernando Gago compensaron también las deficiencias en los pases de Javier Mascherano, una sombra de aquel volante caudillo que supo ser.
Tarde, a destiempo, como arrepentido, Ecuador abandonó su actitud timorata para adelantar líneas, y el DT Rueda hizo ingresar a Jaime Ayoví en lugar de un pálido Fernando Saritama.
Di María con un remate cruzado a los 73 minutos marcó el cuarto tanto argentino de un partido que estaba liquidado.